jueves, 23 de abril de 2015

S I R I   H U S T V E D T

[...] el deseo de hacer arte es tanto un impulso físico como intelectual. Convertir las experiencias vividas en algo más, en algo que está fuera del cuerpo del artista.
Todo buen arte está marcado por esta compulsión y a menudo suele ser esta misteriosa cualidad la que establece la diferencia entre obras potentes y las mediocres. 
Cuando el objetivo de un artista es solo producir un poema, una sinfonía, una novela, un cuadro, la obra se marchita y muere incluso antes de nacer [...]